Para hablar sobre esta misteriosa cultura tenemos que trasladarnos al siglo XII aproximadamente y a la Isla de Pascua. Una pequeña isla de Chile, ubicada en la Polinesia en medio del Océano Pacifico. Una isla de 163,6 Km en unas condiciones de extremo aislamiento.
Aquí viviría el pueblo Rapa Nui, descendientes de los primeros pobladores provenientes de Polinesia. Este pueblo tendrá una sociedad gobernada por el Ariki, con descendencia atribuida directamente de los dioses. Estará dividida en tribus y con clases muy estratificadas, ocupando cada tribu una zona, siempre con franja costera. La mayor parte de la población viviría hacia el interior junto a las áreas de cultivo y en el litoral establecerían sus centros religiosos, políticos y ceremoniales donde adoraban a sus ancestros.

Se pueden encontrar cerca de mil esculturas repartidas por toda la isla. Aunque muchas de ellas están inacabadas todas tienen la misma estructura: una representación humana, con unos rasgos faciales muy marcados y en un principio adornados con una especie de sombrero o moño de piedra rojo llamado Pukao.

En las cavidades oculares colocaban placas de coral, simulando los ojos.
El significado de estas esculturas es aun a día de hoy incierto, se cree que fueron talladas como representación de difuntos antepasados fallecidos y que a parte de una representación del linaje de su tribu y que proyectaban en él poderes sobrenaturales como la fertilidad, el crecimiento de sus cultivos, etc.

Al ver estas esculturas en estos tamaños tan desmesurados lo primero que nos preguntamos es como las trasportaban, como las tallaban y como las clavaban en el suelo para que se mantuviesen de pie, ya que estamos hablando de monolitos de piedra de hasta 80 toneladas de peso, transportadas y trabajadas por un grupo de hombres sin ningún tipo de maquinaria, ni tecnología, unicamente disponian de su fuerza. Aun hoy en día se siguen creando teorias.
A mediados del S.XVII, el culto a los Moais se fue abandonando y ellos mismos fueron quien las destruyeron todas. Lo que hoy en día podemos ver son reeconstrucciones.
Se cree que su sistema entro en crisis por la presión demográfica, la escasez de recursos y las guerras entre linajes.
Aparecerá entonces un nuevo culto religioso, llamado Tangata Manu ( el hombre pájaro). Esta ceremonia se celebrará una vez al año y consisitirá en una carrera donde los representantes de los jefes de cada linaje deberan competir por conseguir un huevo de Manutara, un ave migratoria que anidaba en un islote cerca de la isla en la que ellos vivian. Los corredores descencian por un volcan y nadaban por el mar lleno de tiburones hasta el islote donde a veces debían esperar varios dias hasta que conseguian el huevo. El primero en volver sería considerado Hombre Pájaro y tras dar victoria a su linaje debería permanecer un año aislado en la ladera del volcan. No podrá lavarse, ni cortarse el pelo, ni las uñas y solo un sacerdote podrá visitarlo de vez en cuando.
Este rito religioso durará poco ya que el 1722 tendran su primer contacto con los occidentales.
Los primeros colonizadores quedaron impresionados al ver todas las esculturas monolíticas que se encontraron por toda la isla. Desde ese momento no han cesado de aparecer preguntas sobre esta misteriosa cultura, hoy en día aun sin descifrar.
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